Urquhart fue contactado por el periodista Iván Leguizamón, que conduce el programa Crimen y Castigo, emitido por ABC TV, a fin de realizar su descargo en relación al hecho en el cual está implicado por los investigadores.
El hombre señaló que tras la detención de dos personales suyos, supuestamente relacionados al asalto, estando él en la zona de Caazapá, donde tiene una propiedad, contactó con un abogado, ya que dos inmuebles suyos fueron allanados.
El abogado, según Urquhart, le mencionó que los investigadores y el fiscal de la causa exigieron el pago de 500 mil dólares para dejar sin efecto la investigación, monto que luego bajó a 350 mil dólares. La propuesta, de acuerdo a lo dicho por el ahora prófugo, fue rechazada por el mismo. «No voy a dar nada; que allanen y si encuentran algo que me vincule, ahí vamos a solucionar», habría dicho el hombre.
Urquhart indicó que siete días después logró conversar telefónicamente con la víctima del asalto, Luis Urbieta, quien supuestamente le dijo que le habían robado 1.500.000 dólares, más 450 millones de guaraníes, dinero que quería recuperar. Siempre de acuerdo a la versión, Urbieta exigió la devolución de 800.000 dólares para dejar tranquilo al sindicado o la transferencia de una propiedad que este tiene en Caazapá.
Urbieta niega versión de Urquhart
El ex diputado y ex gobernador de Concepción, Luis Urbieta, también fue contactado por el programa televisivo y reconoció haber mantenido una breve conversación telefónica con Urquhart, sin embargo, negó haberle exigido el pago de una suma de dinero. Sostuvo que la charla fue breve y que incluso él cortó la llamada.
El ex parlamentario dijo que él no vincula a Urquhart con el hecho pero que deja en manos de los investigadores el esclarecimiento.
El miércoles fueron allanadas una vivienda y una granja, pertenecientes a Urquhart, de donde fueron levantados algunos elementos que serán analizados por los investigadores que aseguran que el ahora prófugo está vinculado al asalto.
El violento asalto, registrado el 23 de agosto pasado, tuvo ribetes de película, ya que los delincuentes habían secuestrado primeramente de su casa a una empleada del ex parlamentario, a quien a punta de pistola y bajo amenaza de muerte de su hija, la obligaron a trasladarse hasta la quinta de Urbieta, donde materializaron el hecho.