Fernández reside en el barrio San José Olero de Concepción, donde se dedica a la fabricación de ladrillos y encabeza una asociación que aglutina a los trabajadores de dicho rubro.
El local donde funciona la asociación de oleros había sido visitado por ladrones, que llevaron máquinas y otros objetos de valor.
Posterior al hecho, Fernández realizó algunas declaraciones a medios periodísticos, donde se quejó de la inoperancia de las instituciones encargadas de velar por la seguridad ciudadana, ya que los autores de ese y otros hurtos, son conocidos adictos de la zona que se encuentran libres.
A raíz de lo dicho por el olero a través de la prensa, el mismo recibió la visita de alrededor de 15 policías, que llegaron hasta su lugar de trabajo y le reclamaron sus declaraciones periodísticas.
«Se bajó el que por lo visto era el jefe y me dijo que no les gustó mis declaraciones a la prensa; yo le respondí que estaban equivocados», explicó Fernández.
«Me dijo que averiguaron sobre la asociación de oleros y acusó que sus miembros no trabajan y solo se dedican a hablar y gritar como los campesinos», indicó después el hombre.
Fernández mencionó que reclamó a los policías que la Constitución Nacional garantiza la libertad de expresión y que estaban equivocados.
El trabajador de la olería señaló por otra parte que no pudo identificar a las personas, que llegaron a bordo de cinco vehículos y prácticamente lo acorralaron.
Los hechos de hurto y robo son una constante en la zona y según los vecinos, la policía no da una respuesta rápida y efectiva, dejando a los delincuentes actuar impunemente.