Por Elvio Alvarenga
Ya hace más de treinta años que este sufrido pueblo se llamó a silencio, soportando todo tipo de discriminación por parte de los
gobernantes de turno.
Se plantearon algunos intentos timoratos, algunos arranques de denuncias sobre la quebrantable situación que vivimos, pero nunca más una paralización que deje huellas en nuestra historia y marque a fuego nuestra eterna condición de rebeldes. Una movilización, con la gente y como la gente.
Retrocediendo un poco más en el tiempo, hay que recordar la revolución que golpeó fuerte a nuestro país desde la política partidaria en los 40 también del siglo pasado. Y un poco más atrás todavía, hablan las crónicas de la Concepción opulenta que tenía contacto comercial directo con Europa, generando la admiración o tal vez la envidia de los capitalinos y otros puntos del país a finales del siglo XIX y principios del XX. Pero todo quedó en el tiempo, y nos perdimos en el polvo de la desidia, en el callar de nuestras penas o, lo peor, en el interés del «vyro reí» (situaciones intrascendentes para la vida comunitaria) dando mucho más interés a las situaciones superficiales como rico comidita, Alder Alcides o el borracho de la arboleda (sin pecar de amargado).
En algún momento se habló de que habíamos recibido de la dictadura la instrucción para ser sumisos. Por lo visto aprendimos demasiado bien la lección. Porque hace más de 34 años que cayó el sistema y nosotros seguimos siendo como ovejas, demasiado buenos, demasiado tolerantes.
Pero todo tiene su límite y hace unos días la Asociación de Comerciantes se pronunció con respecto a la ruta Concepción – Pozo Colorado (una de las eternas mentiras para con el pueblo concepcionero) y dijo «ya no hay más plazo: vamos a movilizarnos con o sin apoyo oficial».
Una de las entidades fuertes que promueven esta reacción es la organización Viento Norte Solidario, que realizó los primeros trámites con el nuevo gobierno de Santi Peña, con respecto al feroz elefante blanco que nos mueve los pies y carcome nuestra rabia. Esta gran movilización tiene fecha: 15 de noviembre, luego de un plazo de 90 días desde la asunción de las nuevas autoridades.
Y aquí va nuestra propuesta, aprovechemos esta oportunidad y unámonos todos en esta movilización para denunciar tantos atropellos a nuestra dignidad y hasta me animo a proponer un nombre para el gran despertar del gigante norteño: Che kuerái.
La movilización del che kuerái de las mentiras sobre la ruta transchaco, che kuerái de las empresas que se comprometen y no cumplen, che kuerái de los cortes de energía eléctrica y la baja tensión de la ANDE, che kuerái de los cortes de agua de la ESSAP ante el primer pestañeo de electricidad, che kuerái de la falta de medicamentos en los hospitales, che kuerái de los políticos mentirosos, che kuerái de las cosas mal hechas, che kuerái de la falta de un estadio de futbol en condiciones, che kuerái de los secuestros y la inseguridad; y así de una larga lista de atentados contra nuestra calidad de vida que no tienen razón de ser en un Estado de Derecho.
Parece un nombre chabacano (kachiái en nuestra verba) «che kuerái», pero créanme, me parece que resume el sentimiento de frustración que respiramos los concepcioneros. Que todos juntos los norteños y concepcioneros vayamos preparando esta gran manifestación y que todos juntos reclamemos nuestros derechos. No existe otra manera de lograrlo. Eso está demostrado lastimosamente y hagamos que nos tomen en serio, no más atropellos ni mentiras.